Por: Sergio Bugueño Soto.- Illapel 4ta Región
"Es gratificante tener la oportunidad de traer a la memoria en este mes de Mayo la gesta heroica más sobresaliente que haya ocurrido en la historia de la Armada chilena, como lo fue el Combate Naval de Iquique, con otro valiente participante de esta cuarta región"
Sin duda, este acontecimiento que celebramos el 21 de Mayo, tiene la figura central de don Arturo Prat Chacón, el capitán de marina más glorioso al que Chile haya honrado más y con justiciera razón, pues él,no sólo dio su vida por la patria, sino que la honró con su valor y coraje. La muerte del capitán Prat ha significado que cada habitante de nuestro territorio se sienta orgulloso de ser chileno, y que cada joven y personas adultas reconozcamos en él la figura más descollante, más creible, más apreciada, más amada y admirada también por todos los niños y jóvenes de nuestra patria.
Han pasado 131 años desde que ocurrió el Combate Naval de Iquique, y pareciera que fue ayer.131 años que hemos recordado y honrado el nombre del gran capitán Arturo Prat Chacón, y que en esta fecha inmortal nos recuerda el combate naval más admirado en Chile y en todo el mundo.
Sin embargo, en esta oportunidad quisiera, como illapelino, poner un valor agregado a la celebración de esta fiesta heroica...Porque en medio del fragor del combate, y mientras la artillería enemiga oscurecía los cielos con casi cincuenta disparos de los cuales sólo dos dieron en el blanco, además de varios cientos de disparos de fusiles y otras tantas granadas explosionadas en la cubierta de la Esmeralda una de las cuales alcanzó e hirió de muerte al joven veinteañero illapelino, que ofrendó su vida por amor y honor a su patria, tan sólo a escasos metros del capitán Prat y a sólo minutos antes que el gran capitán hiciera el llamado a abordar el Huáscar.
El nombre de este joven marino de la cuarta región, illapelino, fue Nicanor Guerra Rojas, nacido exactamente en la localidad de Pintacura en las cercanías de Illapel, lugar donde vivía y trabajaba su madre, doña Carmen Rojas viuda de Guerra. Por otra parte, su padre, don Nicanor Guerra era oriundo de las localidades de Cuz-Cuz o el Peral, cerca de Illapel
Nicanor, este joven illapelino que desarrolló siempre actividades relacionados con la agricultura y la minería, conocía, además, muy bien, las labores del campo, siendo experto en el manejo del arado, sabiendo a cuanta profundidad debía plantar cada una de las semillas, y por lo tanto, sabía muy bien los tiempos de la siembra y la cosecha; sabía además, manejar y controlar un caballo por brioso y chúcaro que fuera. Se le conoció como un joven paciente, humilde y modesto, y aunque parezca increíble, deseó siempre prestar servicios a la patria, y cuando llegó el momento, hizo los preparativos para viajar al norte y enrolarse en el ejército. Se embarcó en Los Vilos y mientras viajaba a través del océano quedó prendado y enamorado del mar.
En Antofagasta se enroló inmediatamente para servir en la marina en Febrero de 1879. A partir de ahí, serviría en la Artillería de Marina, quedando en la 2ª Compañía y el 2º Batallón. Ahí recibe instrucción del capitán Manuel Thomson, primero como fusilero y luego en la especialidad de abordajes. El 25 de Marzo era uno de los 202 tripulantes de la corbeta Esmeralda.
El día del combate, y cercano al mediodía, recibió órdenes de su jefe inmediato, el Sargento Juan de Dios Aldea, de agruparse cerca del capitán Prat, para un pronto abordaje; parapetado y esperando la orden del capitán, lo sorprendió una granada disparada por el enemigo, mutilando su cuerpo y muriendo enseguida. El cuerpo de este joven illapelino quedó esparcido en la cubierta de la Esmeralda y su sangre rodeó el mástil central del buque, como aferrándose a ella para seguir defendiéndola de los ataques del Huáscar. El rojo intenso de su sangre se esparció por varios metros como un mudo testigo del coraje de un joven que puede ser inspiración para tantos otros jóvenes, que en momentos difíciles para la patria sepan defenderla con amor y honor, llevando las bendiciones de sus queridas madres.
El joven Nicanor, sobre la cubierta de la Esmeralda, compartió armas y las órdenes del capitán Prat; allí estuvo presente junto a toda la tripulación para recibir las recomendaciones y la estrategia a seguir en el combate con el enemigo; ahí en la cubierta de la Esmeralda recibió el agradecimiento por su presta disposición, y un saludo personal del capitán Prat, con palabras muy sentidas para cada uno de ellos y sus familiares. Pero, para Nicanor y los illapelinos, lo más importante será el haber compartido la gloria por siempre que Chile le ha brindado al capitán Arturo Prat Chacón.
Corresponde ahora a las autoridades de la Provincia de Choapa , y muy en especial, de la ciudad de Illapel, el rescatar el nombre de este ciudadano illapelino, y honrarlo por su participación en esta gran gesta heroica del 21 de Mayo de 1879.
viernes, 21 de mayo de 2010
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