viernes, 30 de noviembre de 2012

¿QUIÉN ES EL QUE MANDA AQUÍ? ¿AH?

Escribe Luis Casado – 30/11/2012


Cansado de la actitud chantajista del grupo siderúrgico Mittal, el ministro francés Arnaud Montebourg declaró querer renacionalizar el sitio industrial de Florange, agregando que Mittal debía irse de Francia. Ni corto ni perezoso, Boris Johnson, el caricatural alcalde de Londres, calificó la política tributaria francesa como “la peor tiranía después de 1789”, a Montebourg de “sans-culotte”, e invitó Mittal a invertir en Londres.

Hay que decir que Mittal compró Florange por un euro simbólico, y que el Estado francés había gastado más de 60 mil millones de euros para sostener ese sector industrial. Dinero mal gastado, si se mira bien, visto que los grupos financieros se embolsaron el dinero y partieron a ver lo que ocurría en otros sitios.

Como el gobierno de François Hollande decidió aumentarle ligeramente los impuestos al riquerío francés, el primer ministro británico David Cameron se apresuró a declarar que él “le ponía el tapiz rojo” a las empresas francesas que quisieran venir a establecerse en Gran Bretaña. Es lo que pudiésemos llamar “la solidaridad europea”. Poco después Hollande, con la mano derecha, le devolvió a los poderosos lo que les había quitado con la mano izquierda, acordándoles 30 mil millones de euros de exoneraciones de impuestos para mejorar su “competitividad”. En los medios, nadie dijo nada. Pero la prensa tosió y expectoró antes de proferir toda clase de insultos ante el atrevimiento de Arnaud Montebourg.

¡¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI un ministro hable de nacionalizar la industria?! ¿Cómo es posible que un gobierno ose tomar decisiones que afectan a decenas de miles de ciudadanos, en vez de dejarle esa eminente tarea a los mercados? ¿Cómo?

Ante tanta mala fe no sabemos si reír o llorar. En este preciso momento el gobierno de España reduce los presupuestos de la Educación, privatiza la Salud, disminuye las pensiones y los salarios, elimina los beneficios a los recién nacidos, al tiempo que nacionaliza todos los bancos quebrados y le pide 40 mil millones de euros a Europa para recapitalizar los dichos bancos que, una vez repuestos de su borrachera irresponsable, volverán al sector privado a malgastar lo que no tienen. Ya lo hizo una vez el tristemente célebre guitarrista Felipe González… ¿Por qué no hacerlo de nuevo?

Y eso no es nada: no hace dos años el Tesoro de su graciosilla majestad Isabel II nacionalizó de facto toda la banca británica para evitarle una penosa y apocalíptica quiebra. Con plata del Estado, es decir de todos los británicos que hoy se debaten con una vigorosa tasa de desempleo, con servicios públicos que son la vergüenza de Europa y una “clase política” cuya probidad no pasa el menor examen.

Salvaguardar el empleo de los miserables es algo que horroriza a la aristocracia británica desde los tiempos en que Daniel Defoe le escribía al Parlamento para que eliminase toda ayuda a los muertos de hambre (“Giving Alms No Charity” – 1704). La ayuda a los pobres, según Defoe, (quién aparte ser escritor era un mercader aventurero que perdió hasta la camisa y tuvo que huir de sus acreedores), hacía aumentar los salarios que exigían los miserables por trabajar para tipos como él.

De modo que prácticamente toda la prensa europea, que se quedó callada cuando el gobierno de Sarkozy se sacó de la manga más de 300 mil millones de euros para salvar los bancos privados, grita, chilla, se escandaliza cuando se trata de proteger la producción industrial que emplea a miles y miles de obreros. Esa misma prensa se mantuvo silenciosa cuando Hank Paulson, un rufián que vendía productos financieros de mierda cuando era presidente de Goldman Sachs (el calificativo “de mierda” no es mío: viene del propio banco) y en premio fue nombrado Secretario del Tesoro de los EEUU por George W. Bush, Hank Paulsondigo, se las arregló para pasarle 800 mil millones de dólares a los bancos que él mismo había estafado.

Tampoco dijeron nada cuando Obama les puso otros 700 mil millones que la FED (el banco central de los EEUU) no recuperará jamás. Esas parecen ser decisiones tomadas por los mercados, y en realidad lo son: como sostiene un conocido gurú yanqui, los gobiernos no son sino reminiscencias del pasado cuya función esencial consiste en facilitarle los negocios a los que manejan la manija. De modo que si hay que salvar a la banca, o sea a los rufianes, la prensa que es propiedad de los rufianes, o aplaude o no dice esta boca es mía.

Cuando un tipo pusilánime como Hollande se atreve a hacer como si fuese socialista… los amos le dan un palmetazo en la mano y le preguntan: “¿Quién es el que manda aquí? ¿Ah?”

Jodida pregunta…

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