viernes, 8 de marzo de 2013

DE PROTEÍNAS Y AMEBAS…

Escribe Luis Casado - 04/03/2013


Si no fuese que la situación es dramática sería para cagarse de la risa, con el perdón. En Europa nos copiaron eso de pasar caballa por atún, pero con un detallito sabrosón: pasan caballo por vacuno. Como se lee. Allí donde la etiqueta dice: “Contiene carne de vaca”, en realidad había alazán o jamelgo.

El escándalo comenzó en Francia, en donde el famoso Findus le ponía carne de rocinante a sus lasañas boloñesas. Luego quedó en evidencia que Panzani, William Saurin, Spanghero y otros – la competencia – hacían lo mismo. Es lo bueno del libre mercado: cuando un fraude novedoso hace ganar plata, se difunde rápidamente para que no haya envidia ni celos de los competidores. Es lo que llaman la competencia libre y no falseada. Tú ya sabes: la mano invisible del mercado…

En España pronto se supo que Canelones La Cocinera, Hamburguesas de Eroski y de AhorraMás, raviolis y tortellinis de Buitoni, así como las albóndigas de Ikea, también llevaban carne de equino.

Ingleses e irlandeses practicaban la hipofagia sin saberlo: supermercados como Tesco, Lidl y Aldi, y uno de los reyes de la comida chatarra, Burger King, se vieron obligados a retirar toneladas de productos de sus establecimientos. Pasa que si los franceses no desdeñan un bife de jaco, para el resto de los europeos es como comerse al regalón.

Para los ingleses de América del sur es lo mismo y uno imagina la escena en el fundo de algún cuico. En medio del asado dominical, un amable invitado pregunta “¿Y dónde está el potro ese, tan mansito?”, “En tu plato, José Patricio, en tu plato…”

Que no se diga que la estafa es un producto exclusivo del campo de flores bordado: mucho antes de que Ambrosio O’Higgins fuese a venderle fraternidad a un pueblo mapuche que han masacrado y estafado durante siglos, Cleopatra engañó a Julio César a propósito de su virginidad.

Hablando de castidad, la virginidad perpetua de María fue proclamada verdad de la Fe en el segundo Concilio de Constantinopla en el año 553 de nuestra era, mucho antes de que nos engrupieran con el crecimiento con equidad, Chile somos todos, la alegría ya viene y otras boludeces del mismo tipo. Estafadores, de acuerdo, pero en ningún caso innovadores.

Como quiera que sea, María, la virginidad, el espíritu santo y el pecado de la carne no tienen mucho que ver con las hamburguesas de rocín, en fin, según cómo se mire. Todo depende de la definición de estafa que uno adopta. Los puristas dicen que si se anuncia públicamente algo que no es verdad hay dolo, publicidad engañosa, mentira, en una palabra, estafa.

Lo más apañado de toda esta historia es que las suculentas especialidades distribuidas en Europa como manifestaciones de unarte culinario milenario disponían, todas, de una etiqueta que proclamaba “vacuno” allí donde no había sino animal de establo.

Lo que, bien mirado, no era en ningún caso el grado máximo del timo, el fraude y la engañifa. Los que sí se llevan dos gaviotas y media docena de antorchas son los islandeses. Hace un par de días Kjartan Hreinsson, jefe inspector de productos cárneos de Reykjavik, declaró que había controlado uno de una empresa local: un pastel de carne de res. Sospechando que podía haber carne de caballo, envió una muestra al laboratorio. Resultado: en el pastel no había ni un átomo de carne, ni de res ni de caballo, ni de ningún otro tipo.

Por alguna razón pensé en la Concertación y en Michelle Bachelet. Anda a saber por qué.

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