viernes, 4 de febrero de 2011

APRENDAMOS A CATEGORIZAR.-



Por PEDRO DIAZ ROJAS
LA SERENA.

"Especialmente las noticias televisivas nos muestran imágenes de un personaje que grita y se mueve por el borde de las canchas de fútbol, quien tiene adormecidas las mentes de muchos que esperan su decisión final, sin que lleguen a aquilatar que lo que es verdaderamente preponderante son las noticias que conduzcan a acontecimientos que mejoren nuestra condición de seres humanos."

Hay un determinado segmento de la población (que no es menor) que gritan, lloran o aplauden lo concerniente a los gestos y aún la indecisión de un entrenador argentino que está convencido que puede manipular las mentes de los fanáticos, los que son capaces de arremeter contra quienes los contradigan en ese tráfago de mediocridades, y que ha llevado hasta enemistades entre ciudades vecinas o bochornos en los que se ha visto involucrado el presidente de la nación. Para los seguidores incondicionales de este personaje son secundarios los triunfos del atleta González, de la nadadora Kolbrich o del motonetista López, como también, la abultada cantidad de millones que gana este entrenador (que casi no habla) para un país que ha visto aumentada la cantidad de pobres en los últimos meses.
En esta rodada de noticias, de pronto quedan en un limbo más oscuro aquellas que tienen una diáfana incidencia en el mejoramiento de las condiciones de vida de las y los trabajadoras(es),ya sean de clase media, o situados claramente en la línea de la pobreza, como son: mejoramiento real de nuestra educación municipal o pública, de nuestra salud pública, de las condiciones en las que sobreviven los jubilados, de la depredación del medio ambiente, del agotamiento del agua por parte de las grandes compañías mineras, de las alzas desmesuradas de la locomoción y de los artículos de primera necesidad, del impedimento para llegar a las playas y ríos que se dicen que son de todos, del despido de hombres y mujeres de sus trabajos, etc. Nada de esto se alcanza a otear por muchos; pero, no les importa, pues el citado entrenador les impide ocupar sus mentes en los verdaderos problemas de una sociedad; mejor dicho, se ven impedidos de categorizar los hechos que los lleven a tener una mejor condición de vida.
Nada es más trascendente para los pueblos que tener una buena educación, pero que en nuestro Chile pareciera que se nos escapa hacia otros lares, donde vemos al dinero en un trono que quiere controlarlo todo, y lo que es más dramático, no se ha invitado a discutirla para decir finalmente qué tipo de educación queremos, para que la discriminación y la inequidad no tengan cabida. Lo que nos apena, verdaderamente, es que no vemos atisbos de cambiar los rumbos, como también, apreciar que se desperdiciaron tiempos valiosos en los años precedentes para buscar los derroteros que condujeran a un cambio verdaderamente positivo.
Quienes anhelamos ver un horizonte más diáfano, con una dignidad fortalecida para todos y todas, donde la letra chica de los anuncios rimbombantes no tenga cabida, estamos ciertos que al fin sabremos categorizar los verdaderos desafíos por los que lucharemos dejando en los últimos peldaños de la escala de valores la preocupación por un entrenador, que como ha dicho un comentarista deportivo "se cree dueño de Chile".

PEDRO DIAZ ROJAS
LA SERENA.

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