Editorial de El Siglo, edición Nº 1544 del 04 de diciembre de 2010
En época estival, pareciera ser que todos se sienten más relajados, más desconectados, más permisivos si se quiere. Como que se hace patente eso de que “total, es verano” y se pueden hacer ciertas cosas que, cuando se nos aparezca marzo y se acabe el recreo, ya no serán bien vistas ni calzarán con las responsabilidades que el año obliga.
Pero no se puede exacerbar ese sentimiento de relajo en todos los ámbitos, menos aún cuando en el gobierno está instalada una derecha que desde marzo pasado se siente con chipe libre para hacer y deshacer y que, salvo las honrosas excepciones de Punta Choros y el Puntarenazo, lo ha venido haciendo. Por eso es que hay que estar atentos a lo que sucede en verano y no sacarles el ojo encima a las autoridades.
Y como es verano, el Presidente se siente con la libertad de subirse al helicóptero y quedar a mitad de camino botado por la “pana del tonto” y bajarse y exigir que la policía de la localidad en la que quedó varado le auxilie y después desdecirse de lo que dijo, dar dos versiones de lo ocurrido y después pasar a otro tema, salir hablando de los leopardos en peligro de extinción en Chile y con eso tapar lo anterior. Lapsus linguae veraniego para la colección del año anterior.
Pero hay otros “relajos” que no se pueden dejar pasar de ninguna manera: ya Lavín se anotó un golazo con la aprobación en el Congreso de su “revolución educacional” que no es otra cosa que la profundización del nefasto modelo chileno que antepone las reglas del mercado por sobre las realmente importantes que es la calidad y equidad en la educación de nuestros niños. De todos ellos.
Ahora resulta que la flamante ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, dice de entrada que es mejor ni pensar en reformas laborales y que no estará dispuesta para impulsar cambios que no tengan destino, como por ejemplo las modificaciones al Código Laboral que las organizaciones sindicales han exigido durante tantos años, “por una sencilla razón: no va a ser aprobada en el Congreso”. Para más desparpajo dice –en entrevista con un matutino de circulación nacional- que la generación de empleo a nivel general no depende del gobierno si no que de “las condiciones económicas a nivel global, que no manejamos” agregando que “si tuviésemos un descalabro económico interno tampoco depende de nosotros”. O sea, la figura encargada del gobierno de ver todo lo relacionado con el ámbito laboral nacional dice muy relajadamente cual es la pega que no va a hacer durante su gestión y agrega que si el empleo baja, es por situaciones que no se le pueden endilgar al Ejecutivo. La guinda de la torta es que, para ella, otro factor que incide en la generación o precarización del empleo “son las reglas del juego”.
Otro que entró con las pilas cargadas y dispuesto a aprovechar al máximo el relajo estival es el nuevo ministro de Transportes, Pedro Pablo Errázuriz, a quien ya le avisaron que la segunda alza de $20 al precio del Transantiago, programada inicialmente para fines de este mes, debe hacerse lo antes posible para evitar posibles protestas en marzo, cuando Santiago vuelva a la normalidad. Así que en eso ha estado, buscando el mejor día para hacer el anuncio, ojala coincidente con un nuevo lapsus presidencial que desvíe la atención.
¿Y el refuerzo para Defensa? En el pasado Consejo de Gabinete del Cerro Castillo, Allamand trató de meter un gol hacia su propio arco, argumentando la importancia que tiene para un gobierno dejar a un sucesor de su mismo conglomerado y lo exitoso que se vería el periodo de Piñera si este lograba aquel objetivo. De inmediato le dijeron que mejor se preocupara de su pega ya que precisamente en su cartera el horno no está para bollos después de la salida de Ravinet y Le Dantec y que partiera por no renovar el auto institucional del comandante en jefe del ejército, Juan Manuel Fuente-Alba, por considerar que es un gasto un poco excesivo. Y era que no, si el mentado vehículo es un Mercedes Benz.
No ve que hay temas en los que conviene no relajarse ni por un segundo. Hay que estar atentos porque el nuevo equipo “de excelencia” viene entrando con todo a la cancha y con todas las ganas de seguir metiendo goles. Acá en El Siglo estamos avisando desde ya, para que después no nos pillen desprevenidos.
En época estival, pareciera ser que todos se sienten más relajados, más desconectados, más permisivos si se quiere. Como que se hace patente eso de que “total, es verano” y se pueden hacer ciertas cosas que, cuando se nos aparezca marzo y se acabe el recreo, ya no serán bien vistas ni calzarán con las responsabilidades que el año obliga.
Pero no se puede exacerbar ese sentimiento de relajo en todos los ámbitos, menos aún cuando en el gobierno está instalada una derecha que desde marzo pasado se siente con chipe libre para hacer y deshacer y que, salvo las honrosas excepciones de Punta Choros y el Puntarenazo, lo ha venido haciendo. Por eso es que hay que estar atentos a lo que sucede en verano y no sacarles el ojo encima a las autoridades.
Y como es verano, el Presidente se siente con la libertad de subirse al helicóptero y quedar a mitad de camino botado por la “pana del tonto” y bajarse y exigir que la policía de la localidad en la que quedó varado le auxilie y después desdecirse de lo que dijo, dar dos versiones de lo ocurrido y después pasar a otro tema, salir hablando de los leopardos en peligro de extinción en Chile y con eso tapar lo anterior. Lapsus linguae veraniego para la colección del año anterior.
Pero hay otros “relajos” que no se pueden dejar pasar de ninguna manera: ya Lavín se anotó un golazo con la aprobación en el Congreso de su “revolución educacional” que no es otra cosa que la profundización del nefasto modelo chileno que antepone las reglas del mercado por sobre las realmente importantes que es la calidad y equidad en la educación de nuestros niños. De todos ellos.
Ahora resulta que la flamante ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, dice de entrada que es mejor ni pensar en reformas laborales y que no estará dispuesta para impulsar cambios que no tengan destino, como por ejemplo las modificaciones al Código Laboral que las organizaciones sindicales han exigido durante tantos años, “por una sencilla razón: no va a ser aprobada en el Congreso”. Para más desparpajo dice –en entrevista con un matutino de circulación nacional- que la generación de empleo a nivel general no depende del gobierno si no que de “las condiciones económicas a nivel global, que no manejamos” agregando que “si tuviésemos un descalabro económico interno tampoco depende de nosotros”. O sea, la figura encargada del gobierno de ver todo lo relacionado con el ámbito laboral nacional dice muy relajadamente cual es la pega que no va a hacer durante su gestión y agrega que si el empleo baja, es por situaciones que no se le pueden endilgar al Ejecutivo. La guinda de la torta es que, para ella, otro factor que incide en la generación o precarización del empleo “son las reglas del juego”.
Otro que entró con las pilas cargadas y dispuesto a aprovechar al máximo el relajo estival es el nuevo ministro de Transportes, Pedro Pablo Errázuriz, a quien ya le avisaron que la segunda alza de $20 al precio del Transantiago, programada inicialmente para fines de este mes, debe hacerse lo antes posible para evitar posibles protestas en marzo, cuando Santiago vuelva a la normalidad. Así que en eso ha estado, buscando el mejor día para hacer el anuncio, ojala coincidente con un nuevo lapsus presidencial que desvíe la atención.
¿Y el refuerzo para Defensa? En el pasado Consejo de Gabinete del Cerro Castillo, Allamand trató de meter un gol hacia su propio arco, argumentando la importancia que tiene para un gobierno dejar a un sucesor de su mismo conglomerado y lo exitoso que se vería el periodo de Piñera si este lograba aquel objetivo. De inmediato le dijeron que mejor se preocupara de su pega ya que precisamente en su cartera el horno no está para bollos después de la salida de Ravinet y Le Dantec y que partiera por no renovar el auto institucional del comandante en jefe del ejército, Juan Manuel Fuente-Alba, por considerar que es un gasto un poco excesivo. Y era que no, si el mentado vehículo es un Mercedes Benz.
No ve que hay temas en los que conviene no relajarse ni por un segundo. Hay que estar atentos porque el nuevo equipo “de excelencia” viene entrando con todo a la cancha y con todas las ganas de seguir metiendo goles. Acá en El Siglo estamos avisando desde ya, para que después no nos pillen desprevenidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su comentario