Por PEDRO DÍAZ ROJAS
LA SERENA
"Hace 132 años, Prat dejó de recorrer las costas chilenas inspirado en la defensa del mar, y aún hoy, parece que lo vemos en la cubierta de la Esmeralda dispuesto a defenderlo de las grandes empresas mineras que lo menoscaban día a día con una contaminación despiadada."
Permanentemente estamos escuchando de nuestras 200 millas marítimas al oeste de tierra firme, o de los 3.500.000 de kms cuadrados del mar territorial de Chile. Además, guardamos en nuestra frágil memoria lo que nos enseñaron en los colegios acerca del mar histórico, del mar industrial, del mar artístico, del mar institucional, del mar científico y del mar gastronómico.
Pero hay un segmento pequeño de nuestra sociedad que, olvidándose de lo anterior, de lo único que se vanagloria es de las exportaciones de nuestros productos marinos que llegaron a 502 millones de dólares en 2010, pero a los que trabajan en los barcos pesqueros, en las fábricas o en los muelles de embarque poco o nada les llega de estos millones, y viven luchando por mejores remuneraciones y por ende, mejor calidad de vida junto a sus familias. No pierden las esperanzas que de ese 15,2 % de crecimiento del IMACEC en marzo puedan palpar algo para una mejor educación para sus hijos.
Atendiendo a los antecedentes anotados precedentemente no podemos dejar de reiterar, una vez más, lo que es una realidad tangible y que nos estremece en forma brutal; esto es, la inequidad injusta que muestra la distribución de las riquezas del país, ya que mientras se habla de miles de millones de dólares que ingresan como consecuencia de las exportaciones de nuestras materias primas y productos marinos, la inmensa mayoría no lo ha disfrutado hasta ahora, dado que son unos pocos quienes se han opuesto a que tengamos una sociedad más equitativa, por lo que podemos estar seguros que Prat habría luchado con su espada para poner coto a este lucro insaciable de algunos a costa de la destrucción de nuestro mar, de nuestros ríos y de nuestra tierra.
Los 132 años transcurridos desde el momento en que este marino ilustre pasó a la inmortalidad en el mar de Iquique deben hacernos reflexionar acerca de lo que significa este mar para los chilenos, que lo anhelamos límpido y sin la contaminación que producen las grandes empresas mineras con las instalaciones de las odiadas termoeléctricas, que terminan destruyendo la fauna y la flora con el vaciado de sus desechos, los embancamientos y la elevación de la temperatura de esas aguas costeras.
No cabe dudas, que la figura de Prat y su proeza han incidido en que cada día tomemos más conciencia de la importancia del mar, no sólo para los pescadores y sus familias sino también para los ambientalistas que han sabido liderar los movimientos en defensa de quienes no trepidan en atropellar a las instituciones que luchan por evitar el daño a la naturaleza, y por ende ,a nuestro mar.
Así como van las cosas en nuestro país, no dudamos que cada ciudadano(a) se transformará en un grumete de esa Esmeralda que irá recorriendo nuestras costas para defender ese mar que acogió a Prat a los 31 años de edad y que le susurró al oído que transmitiera a las generaciones venideras la voluntad de defensa en contra de todos aquellos que no trepidan en destruirlo (al igual que los ríos del sur), por lo que han sido catalogados sin ambages como enemigos de la naturaleza.
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viernes, 13 de mayo de 2011
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