Por PEDRO DIAZ ROJAS-Profesor.
" Cada Septiembre nos trae alegrías con sus aromas y juegos de niños; pero 40 años atrás
nos llenó de congojas y dolores que aún no se mitigan".
Ya se perciben en el
aire el olor a empanadas, asados, chicha y mote con huesillos, lo que nos
invita a celebrar las Fiestas Patrias (que no es la independencia ) , alegrándonos
al ver a los niños correr con sus volantines, trompos, emboques y juego de
bolitas en los campos adornados con guirnaldas tricolores y banderas, que
ondean al viento con la gracia de una
" china".
Son estos mismos vientos septembrinos los que en este año (como
en otros) levantan los volantes, afiches y pendones de los miles de
candidatos(as) a lo largo de Chile, mientras la ciudadanía, confundida, no
entiende aún cuántos serán los votos que le pasarán en la mesa de votación en
Noviembre para poder expresar su descontento ante la falta de justicia que
golpea con fuerza en todos los ámbitos de nuestro país, y muy especialmente a
nuestros hermanos mapuche..
Estos mismos vientos aún transportan los dolores y gritos de desesperación de las
familias de aquellos que fueron muertos por la
dictadura en el regimiento de esta región, sin encontrar aún explicación
para estos horrendos crímenes, gritos
que se confunden con los compases de las cuecas y el ondear de pañuelos en las
ramadas que se levantaron en los
rincones de la patria.
Los vientos van y vienen, y en cada ráfaga traen esperanzas
y desesperanzas, mostrándose , estas últimas ,como guirnaldas donde el color
negro oculta a las otros tonalidades
Estos vientos que rozan nuestros cuerpos siguen soplando, y,
si afinamos nuestros oídos, escucharemos
a miles de personas que vocean pidiendo justicia por los campos y
ciudades de Chile, para que un día los
colores de las flores sean más nítidos, y que las cuecas que se escuchan en
lontananza puedan ser más cadenciosas con la alegría que quiso impregnarle el
presidente Allende.
PEDRO DIAZ
ROJAS-Profesor.
LA SERENA
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