lunes, 7 de septiembre de 2009

EMPANADAS Y CHICHA SIN TARJETA.-

Por: PEDRO DÍAZ ROJAS
LA SERENA

"No cabe dudas que la mejor empanada y la más sabrosa chicha son aquellas que llevamos a nuestro cuerpo sin haber hecho uso de las temidas tarjetas de crédito que tanto agobian a la gente en los tiempos presentes."

No tenemos que ser tan agudos de pensamiento para concluir que este modelo económico neoliberal que nos ronda ha llevado a la mayoría de la población chilena a vivir con los tormentos que ocasionan las deudas, producto del uso desenfrenado de las tarjetas de crédito en financieras y supermercados que llevan al modesto empleado y poblador a llenar las bolsas con carne, vino, chicha, cebollas, harina , etc.,en especial en estas fiestas del "18".
Luego, para continuar con el jolgorio fuera del hogar, se ven empujados a volver a usar la tarjeta para retirar avances en dinero en efectivo de bancos y financieras, que han tenido (una vez más) ganancias exorbitantes en dólares en los últimos meses. Mientras tanto, con posterioridad, la gente sufrirá con las deudas eternas, haciéndose carne el adagio que reza:"pan para hoy, hambre para mañana".
No cabe dudas, que los bajos sueldos y jubilaciones menguadas han llevado a la mayoría a estos tormentos a pesar que los bonos y jubilaciones para dueñas de casa entregadas por el gobierno en algo mitigan este padecimiento hogareño donde a diario golpean los pagos en alza de la luz,agua, gas, bencina, pasajes, medicamentos, estudios, eventos recreativos (por ejemplo,"La Pampilla"), estudios, peajes, permisos de circulación, contribuciones, etc.
Para capear esta marea de apremios económicos la gente recurre a la compra a crédito abusando de las tarjetas, muchas veces aparentando lo que no se es,talvéz porque la vecina compró tal o cual artículo, al parecer de última generación(y no se puede ser menos que ella).
En muchas ocasiones se ha dicho con claridad y firmeza por este medio de comunicación la inconveniencia del uso descontrolado de las tarjetas de crédito que promocionan con alegres sonrisas las señoritas que atajan a la gente en las calles; pero se vuelve a caer en esta pésima práctica, Todo, producto de lo que aseveramos al inicio, esto es, aquí se conjugan el modelo económico que atenta en contra de la gente más modesta y de la clase media (y que casi nada se ha hecho para cambiarlo), y a la vez, las ansias de mostrarse ante los demás como seres de un status superior, aparentando lo que no se tiene; es decir, no siendo auténticos.
Digamos finalmente, una vez más, que deberemos ser muy ordenados ante la situación actual, aunque esto signifique que la empanada que comamos en este aniversario patrio tenga menos pino y el vaso de chicha no sea tan burbujeante.

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